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El Feudo Lunar y su Caballero

El nombre de Sir Arthur Mann es sinónimo de excentricidad y riqueza. En su juventud fue propietario y principal promotor de un grupo de comunicación que abarcaba todas las fases del negocio. Llegó un momento en el que si no estabas en Mann, no existías. Además Industrias Mann se distinguió en el pasado por adoptar económicamente a ciudades como Nuava York o Mamillas D.F., convirtiendose en alcalde vitalicio de las mismas.

Al pasar los años el viejo empresario patrocinó, con grandes sumas de dinero que nadie se molestó en preguntar de dónde provenía, la fundación de Silver City. La ciudad la donó a al populacho, mientras que él se recluyó en una majestuosa finca apartada de la urbe y a la que solo se podía acceder mediante un transporte privado, lo que le garantizaba la total intimidad.

Recluido en Mysticyard (nombre de la finca), cuyo tamaño - casi un tercio de lo que ocupa Silver City - ha sido criticado por diversas asociaciones de apoyo al reparto de la superpoblación (A.R.S.P.), nadie sabe a que dedica su tiempo. Si bien es cierto que Mann ejerce un control diario de sus publicaciones y medios, las malas leguas vaticinan conspiraciones o aseguran que el viejo lleva años muerto. Sea como fuere nadie ha visto al viejo desde hace más de diez años. La finca está totalmente automatizada por lo que no se precisa servicio humano. Los comunicados y ordenes a sus empresas se realizan a través de mensajes cifrados lanzados por Intranet.

Sea como fuere, Sir Arthur Mann ha prometido, en sus periódicos y televisiones, que Mann Enterpraises jugara un importante papel en la implicación del establecimiento lunar. Este gesto de buena voluntad respaldado por su pasado cofundacional ha hecho que Mann recobrara el favor de la plebe, perdido por su aislacionismo.

Nacimiento de una Nación Extraterrestre

Silver City obtuvo su nombre del color natural del satélite sobre el que se asienta.

En la segunda mitad del siglo XXI el problema de superpoblación global hizo temer a todos que la Tierra no pudiera aguantar tantas almas sobre ella. Por una vez en la historia los humanos se pusieron de acuerdo.

La primera nave, fruto de la coalición internacional C.I.C.L (Coalición Internacional para la Colonización Lunar), salió hacia el satélite en solo diez años. La Noé I – nombre muy discutido por asociaciones de distintos credos – tenía como misión la fertilización del terreno lunar, para la creación de una atmósfera estable, dentro de una climatoesfera de miles de kilómetros cuadrados.

Las semillas plantadas por la Noé I fertilizaron en poco tiempo contra todo pronóstico y llegó el turno de la Noé II. En cuanto la atmósfera se hizo respirable esta segunda nave pobló la Luna con numerosas especies animales. Especies necesarias para la creación de un ecosistema artificial que mantuviera el actual estado de la vegetación.

Cuarentaicinco años después de que la Noé I aterrizara sobre la desértica superficie lunar, Génesis I, la primera nave con una cantidad masiva de seres humanos (mas de medio millón de almas), aterrizó sobre los verdes prados que antes fueran conocidos como el Mar de la Tranquilidad. Hombre y mujeres especializados en múltiples campos comenzaron a construir lo que sería la primera colonia extraterrestre.

Con los años Silver Colony, se convirtió en Silver City y en ella viven hoy en día mas de ocho millones de personas. La ampliación de la climatosfera está prevista para dentro de cinco años dado el éxito de la denominada Operación Nueva Nación.

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