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El Feudo Lunar y su Caballero

El nombre de Sir Arthur Mann es sinónimo de excentricidad y riqueza. En su juventud fue propietario y principal promotor de un grupo de comunicación que abarcaba todas las fases del negocio. Llegó un momento en el que si no estabas en Mann, no existías. Además Industrias Mann se distinguió en el pasado por adoptar económicamente a ciudades como Nuava York o Mamillas D.F., convirtiendose en alcalde vitalicio de las mismas.

Al pasar los años el viejo empresario patrocinó, con grandes sumas de dinero que nadie se molestó en preguntar de dónde provenía, la fundación de Silver City. La ciudad la donó a al populacho, mientras que él se recluyó en una majestuosa finca apartada de la urbe y a la que solo se podía acceder mediante un transporte privado, lo que le garantizaba la total intimidad.

Recluido en Mysticyard (nombre de la finca), cuyo tamaño - casi un tercio de lo que ocupa Silver City - ha sido criticado por diversas asociaciones de apoyo al reparto de la superpoblación (A.R.S.P.), nadie sabe a que dedica su tiempo. Si bien es cierto que Mann ejerce un control diario de sus publicaciones y medios, las malas leguas vaticinan conspiraciones o aseguran que el viejo lleva años muerto. Sea como fuere nadie ha visto al viejo desde hace más de diez años. La finca está totalmente automatizada por lo que no se precisa servicio humano. Los comunicados y ordenes a sus empresas se realizan a través de mensajes cifrados lanzados por Intranet.

Sea como fuere, Sir Arthur Mann ha prometido, en sus periódicos y televisiones, que Mann Enterpraises jugara un importante papel en la implicación del establecimiento lunar. Este gesto de buena voluntad respaldado por su pasado cofundacional ha hecho que Mann recobrara el favor de la plebe, perdido por su aislacionismo.

1 comentario

Raquel -

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